COFRADÍA DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
PÍA ASOCIACIÓN DEL PURÍSIMO E INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
POR LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES
NOTAS BREVES SOBRE EL ORIGEN Y PROGRESO DE LA PÍA ASOCIACIÓN DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA POR
LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES
Esta Asociación comenzó el 11 de diciembre de 1836 en París, por especial inspiración de aquel piadoso párroco de Nuestra Señora de las Victorias, el Sr. Charles Eleonoro Dufriche-Desgenettes.
Tiene dos fines principales: el primero es rendir el honor debido al Corazón Inmaculado de la Virgen María, Madre de Jesucristo: el segundo es obtener de la Divina Misericordia, para la protección de María, la conversión de todos los pecadores; y para este importantísimo objeto se practican de manera especial ciertos ejercicios y oraciones específicos.
Los efectos fueron maravillosos desde su inicio. El mero anuncio del primer ejercicio dedicado en honor al Inmaculado Corazón de la Virgen por la Conversión de los pecadores, motivó el hecho de la confesión de dos personas, que vivían lejos de la fe desde hacía mucho tiempo.
Al día siguiente, un célebre octogenario incrédulo, ex ministro de Luis XVI y hasta entonces reacio a cualquier sentido de piedad y religión, inicia su arrepentimiento.
Así quedó canónicamente establecida la Pía Unión, en poco tiempo hubo tantas y tantas conversiones, que la relación de las principales entre ellas pudo formar un volumen muy grande. Por el contrario, el cambio en aquella afortunada Parroquia fue tan pronto y extraordinario, que donde en 1835 las Comuniones sumaban apenas setecientas veinte, en 1837 sumaban nueve mil quinientas cincuenta.
Conmovida la Santidad del Sumo Pontífice reinante Gregorio XVI a tan admirables y portentosos frutos, con su Breve del 24 de abril de 1838, aprobó solemnemente la nueva Asociación, la enriqueció con privilegios e indulgencias, y concedió a la Cofradía de París el título de Congregación Primaria, con facultad al Director de la misma a perpetuidad de agregar a ella todas las demás Congregaciones del mismo nombre e instituto, erigidas en todo el mundo Callólico.
Desde ese momento la piadosa Asociación se extendió por todas partes. En sólo ocho meses, ciento cincuenta y dos Cofradías se establecieron en Francia, agregadas al primario. Ciudades y provincias competían entre sí para solicitar la agregación, y esto no sólo en Europa, sino en Asia, África, América, Oceanía y las islas más remotas. El año pasado, solo el Registro de París contenía más de 400.000 cohermanos registrados, entre los cuales se encontraban los nombres de 183.860 varones. En toda Francia hay millones de asociados, y siempre aumentan día a día. Que Dios por intercesión de la augusta Virgen María extienda sus beneficios también en nuestra ciudad de Prato, donde con la autoridad del Nuestro Ilustrísimo y Reverendísimo Monseñor Obispo, esta Pía Unión fue erigida canónicamente en la Iglesia Catedral, y afiliada a la Archicofradía Madre, con Diploma que nos remitió el Reverendo Sr. Ab. Dufriche Desgeneltes, Párroco de Nuestra Señora de las Victorias en París, Director de la misma Archicofradía.
ESTATUTOS
DE LA PIA UNIÓN EN HONOR DEL SAGRADO CORAZON DE MARÍA POR LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES
1. Todos los católicos de todas las edades, géneros y condiciones están invitados a unirse a esta piadosa Unión. No se les exige otra cosa que celo por la gloria de Dios y por la salud de sus hermanos; y un santo deseo de imitar, según el propio estado, las virtudes de las que María Santísima nos ha dejado tan admirables ejemplos.
2. Para participar en las santas indulgencias, todos los Congregantes deben dar su nombre y apellido, para ser inscritos en el Registro de la Asociación. Al mismo tiempo se les otorgará la Medalla de la Inmaculada Concepción, comúnmente conocida como Medalla Milagrosa, enriquecida con Indulgencias. Sin embargo, recuerda recitar de vez en cuando la breve oración impresa en ti: Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
3. La Congregación está bajo la dependencia del Obispo.
El Director de ésta será el párroco pro tempore de la Catedral, quien en concierto siempre con el Obispo, podrá elegir uno o más asistentes; inscribirá en un Registro a las personas que quieran incorporarse a esta piadosa Unión, marcará su libreta de admisión; elegirá un Depositario de las ofertas para cobrar las de los socios, para tener exacta cuenta de ellas, así como de los gastos en que habrá que incurrir; y formará una Diputación de dos o más personas, quienes una vez al año se reunirán con el Director y Depositario para tomar conocimiento exacto del estado actual de la pía Sociedad, y del desembolso regular de las ofrendas, y luego someter el resultado al Obispo, o su Vicario.
4. Cada Asociado, en el día en que se inscriba en esta Congregación, es invitado a contribuir a los gastos de la misma con una oferta de su elección a ser entregada a manos del Director o Depositario, y una vez al año también es invitado a hacer otra oferta a su gusto por el mismo objeto, que se pagará igualmente en manos del Director o Depositario, o incluso en la caja colocada en la Capilla contiguo al altar mayor, donde se venera la imagen del Sagrado Corazón de María.
5. Todos los domingos y festivos principales de la Virgen, y también el día de la Circuncisión, de la Conversión de San Pablo el 25 de enero, y de Santa María Magdalena el 22 de julio, a las 23.30 horas con el sonido de la tercera campana, se invitará a los Congregantes a participar en un devoto ejercicio de oraciones en honor al Sagrado Corazón de María, y por la Conversión de los pecadores, que tendrá lugar frente al altar mayor de la iglesia Catedral, donde, para suscitar aún más la devoción de los fieles congregados, la imagen del Sagrado Corazón de María, y se mantendrá en veneración durante la función.
El ejercicio comenzará a las 24 de la noche. Si en esa hora coincidiese alguna función parroquial de corta duración, se aplazará al término de la función ; que si éste fuere solemne y de larga duración, entonces con la anticipación del toque de campana se advertirá a los socios, que el ejercicio comenzará antes de las veinticuatro, es decir, precisamente a las once y media.
El método, que se llevará a cabo en esta función devota, se informa al final del Folleto con todas las demás oraciones.
6. Todos los sábados del año a las horas señaladas de la mañana, después de tocar la campana, se celebrará una Misa en el altar y en la capilla del Sagrado Corazón de María por la conversión de los pecadores; ya este mismo objeto se introducirán unas breves oraciones, que se pueden ver al final de este librito.
7. También todos los primeros sábados de cada mes a las siete y media de la mañana en el mismo altar se ofrecerá el Santo Sacrificio de la Misa por los Congregantes difuntos, tras lo cual se recitará alternativamente el Salmo De profundis con las oraciones habituales con la gente
8. El domingo de agosto siguiente a la octava de la Asunción de María Santísima, se celebrará todos los años la fiesta del Sagrado Corazón de María; y se dará aviso a los miembros ya todos los fieles por invitación pública.
9. Los miembros de la congregación procurarán ofrecer y consagrar cada mañana al Santísimo Corazón de María todas las buenas obras, oraciones, limosnas, actos de piedad, mortificaciones, penitencias que realizarán durante el día. Invocarán a este corazón materno y le pedirán que acepte sus ofrendas y se digne presentarlas. en unión con sus preciosos méritos a la Divina Misericordia para la conversión de los pecadores.
Para este objeto se puede utilizar en la oración colocada al final.
10. Con este mismo fin, los miembros de la congregación rezarán el Ave María una vez al día con devoción y fervor. También se les exhorta a recitar aquella hermosa y conmovedora oración de San Bernardo: Acuérdate de tu piadosísima Virgen… y finalmente harán esta devota jaculatoria a María; Refugium sinorum, ora pro nobis. María, refugio de los pecadores, ruega por nosotros.
También se les exhorta a practicar alguna devoción especial todos los sábados del año, siendo estos días particularmente dedicados al Sagrado Corazón de María.
11. Reflexionen los Miembros que ante todo con pureza de corazón podrán merecer la protección del Purísimo Corazón de María. Sin embargo, se esfuerzan por adquirirlo, guardarlo, aumentarlo cada día más con la frecuencia de los Santísimos Sacramentos, que tratarán de recibir especialmente en las Fiestas propias de esta Congregación, es decir: la Fiesta del Santísimo Corazón. de María, de la Circuncisión, Purificación, Anunciación, de los Dolores, de la Natividad, Asunción, Inmaculada Concepción, de la Conversión de San Pablo, y de Santa María Magdalena.
12. Los Congregantes también deben reflexionar que el espíritu de esta Pía Unión es enteramente católico; y por tanto después de haber orado al Corazón de María por un pecador, que nos interesa particularmente, como un esposo, un hijo, un pariente, un benefactor, un amigo; no debe dejar de interceder por todos los pecadores en general. Por esta denominación se entienden los impíos, que persiguen a la Iglesia de Jesucristo, e insultan su religión; pecadores, que en el seno de la Iglesia Católica la afligen y la deshonran con su conducta; los cismáticos, los herejes, los judíos y los mismos idólatras; porque Jesucristo no excluye ni al griego, ni al escita, ni al bárbaro. Todos somos hermanos, hijos de un mismo padre, que es Dios; y Jesucristo, su divino hijo, murió para salvar a todos los hombres sin exceptuarlos.
INDULGENCIAS CONCEDIDAS
1. Indulgencia plenaria el día de su Agregación, siempre que estén dispuestos a hacerlo con una buena Confesión y con la Sagrada Comunión.
2. La indulgencia plenaria en el momento de la muerte, siempre que hayan recibido los santísimos sacramentos de la Confesión y la Comunión, o que, no pudiendo recibirlos, invoquen devotamente con la boca el santísimo Nombre de Jesús, o al menos con sus corazones.
3. Indulgencia plenaria a todo Congregante que se confiese y comunique, en las Fiestas de la Circuncisión del Señor, de la Purificación, Anunciación, Natividad, Asunción, Concepción, Sagrado Corazón de María, de los Siete Dolores, de la Conversión de San Pablo, de Santa María Magdalena, y el domingo de cada año, que precede inmediatamente al domingo de la Septuagésima.
4. La indulgencia plenaria una vez al año en el día del aniversario del Bautismo, siempre que se confesaran y comulgaran en ese día, y siempre que recitaran devotamente un Ave María todos los días del año por la conversión de los pecadores.
5. Indulgencia de 500 días a los Congregantes y a todos los fieles en cualquier sábado del año, siempre que asistan devotamente a la Misa, que se celebra en el altar del Sagrado Corazón de María en su honor, y recen allí por la conversión de los pecadores.
El Sumo Pontífice no se conformó con haber concedido tantas indulgencias; con un rescripto de 4 de febrero de 1841 quiso añadir otro aún más marcado y verdaderamente extraordinario, y es el siguiente.
6. Indulgencia plenaria, aplicable también a los fieles difuntos, a todos los miembros en dos días de cada mes, cuya elección se deja a la discreción de cada miembro, siempre que los verdaderos penitentes, confesos y comulgados visiten una iglesia o un lugar público. oratoria, y allí por algún tiempo que oren según la intención de Su Santidad. Los miembros de la congregación podrán gozar también de esta indulgencia en caso de enfermedad, con tal de que reciban los santísimos sacramentos, y en lugar de la visitación realicen otras obras piadosas, que les serán impuestas por el confesor.
ADVERTENCIAS IMPORTANTES
1. Para participar en las indulgencias concedidas a la Congregación del Sagrado Corazón de María para la Conversión de los Pecadores, no basta estar inscrito en alguna Cofradía o Unión en honor del Santísimo Corazón, sino que se debe estar inscrito o bien en la Archicofradía de Nuestra Señora de las Victorias de París, o a otro agregado a la misma, como el nuestro de la Iglesia Catedral.
2. Es cosa excelente y muy ventajosa llevar encima la medalla milagrosa; pero esto no es necesario para ganar las indulgencias concedidas a la Congregación.
5. Ninguna de las organizaciones benéficas sugeridas anteriormente es obligatoria para los miembros. Sin embargo, la negligencia en su cumplimiento sería contrario al espíritu de la Congregación; y el Congregado negligente no pudo beneficiarse de las preciosas indulgencias que el Sumo Pontífice ha concedido por la fiel ejecución de algunas de aquellas obras.
4. Para obtener la Indulgencia concedida a los Congregantes, que se confesarán y comulgarán en las Fiestas de la Congregación, no es necesario comulgar en la Iglesia Catedral; pero se puede hacer en toda Iglesia, más aún en todo Oratorio legítimamente aprobado.
5. Cada persona puede hacerse recomendar a sí misma o a otra persona cuya conversión desee. Esta recomendación debe hacerse de inmediato o mediatamente al Director. Al hacerlo, no es necesario entrar en particularidad alguna, ni dar ningún indicio, que pudiera dar conocimiento o sospecha de la persona recomendada.
6. Una vez recomendada, la persona sigue siendo siempre objeto de las oraciones de la Congregación.
7. Quien no pueda participar personalmente en las funciones de la Congregación, no será privado de méritos, si se une, al menos en espíritu, a los ejercicios de los Congregantes: antes bien, podrá ganar todas las indulgencias, cuando sustituya a la obras prescritas con otras a determinar siempre por su confesor.
ORACIONES QUE SON RECITADAS EN COMÚN POR LA PÍA CONGREGACIÓN
ORACIÓN
Oh santo Corazón de María, a ti, que siempre has sido refugio de los pecadores, apelamos e imploramos tu compasión. Acuérdate, oh Virgen Santa, que nunca se ha visto que tu Corazón maternal haya abandonado a aquellos desdichados que se han vuelto hacia Ti. Nosotros, conscientes de ello, llenos de confianza, nos arrojamos a tus pies. ¡Ay! que somos si no miserables pecadores, indignos de tu mirada. Ahora cuanto más miserables seamos, más necesitamos tu ayuda. Oh Virgen, cuyo Corazón es tan compasivo con las miserias de los hombres, invocamos tu bondad, que te negaste a usar con nadie. Muévete con compasión por el estado deplorable en que nos ves, y no nos abandones a una triste y fatal impenitencia, sino escucha la ternura de tu Corazón que te habla por nosotros. ¡Qué gloria no será para ti haber salvado nuestras almas y casi haberlas llevado de vuelta al Infierno! Alcánzanos, pues, la gracia de una conversión sincera y constante. Una gracia semejante concedes también a todos los pecadores, por los que te pedimos, para que unidos, podamos para siempre con devoción terrenal y filial testimoniar nuestro reconocimiento hacia ti. Amén.
CONSAGRACIÓN AL PURÍSIMO CORAZÓN DE MARÍA
Oh Sagrado Corazón de María, me entrego a ti con toda la confianza y ternura de que es capaz mi corazón. Siempre serás objeto digno de mis respetos y veneración. ¿A quién podría presentar mis respetos más dignamente, sino al Corazón de la Madre de mi Dios? Siempre serás el dulce objeto de mi ternura y de mi amor. ¿A quién más justamente podría consagrar mis afectos, sino al Corazón de mi tierna Madre? Siempre serás el objeto íntimo de mi confianza y de mi esperanza: ¿y en quién podría ponerlo con toda seguridad sino en ella, generosidad de su Dios tiene en sus manos toda la extensión del poder, y ¿quién lleva en su Corazón los sentidos de la más amorosa ternura? En mis tentaciones Tú serás el asilo, en el cual me resguardaré de los peligros; en mis dolores, serás la fuente de donde sacaré consuelo; en mis batallas imploraré tu ayuda; pero sobre todo en las virtudes que practicaré, seréis el modelo que procuraré imitar. Cuando mi corazón esté tibio y caiga en desánimo y debilidad, recurriré a él para fortalecerlo. Cuando el miedo y el espanto vengan a agitarlo, vendré a ti para darle seguridad. Si mis amigos me abandonan, si mis enemigos me persiguen, si la vista de mis pecados me perturba, si el contagio del mundo me seduce, si todos los poderes del Diablos si se vuelven contra mí, correré confiado a arrojarme en tu Corazón, como un niño débil en el corazón de una Madre, la más tierna, la más poderosa; cd en este corazón estoy seguro que siempre encontraré un refugio contra todos los males que puedan asaltarme. Así quiero actuar a lo largo de mi vida, y en el momento de mi muerte. Santo corazón, tierno corazón, Corazón compasivo de María, sé mi refugio, sé mi consuelo: cuando llegue ese momento terrible, recibe los últimos suspiros de mi corazón, y cuando deje esta tierra de exilio, obtén para mí la entrada a la morada celestial, donde todos los corazones reunidos se alabará y celebrará por siempre el Corazón adorable del Hijo, y con él, y en él, el Corazón santo de la Madre. Que así sea.
OFRENDA AL SANTÍSIMO CORAZÓN DE MARÍA DE TODAS LAS ACCIONES DEL DÍA POR LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES
Yo te saludo desde el comienzo de este día, Oh María llena eres de gracia: el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es Jesús, el fruto de tu vientre. Te ofrezco, Madre mía santísima, todos mis pensamientos, afectos, oraciones, limosnas y todo acto de piedad, caridad y mortificación que haré en este día. Concédeme la gracia de hacerlas todas con pureza de intención y deseo de agradar a Dios, para merecer su bendición. Los consagro a tu Santísimo y Purísimo Corazón, rogándote que me permitas adorar con él, y por él, la Santísima Trinidad, el divino Corazón de Jesús, e implorar por él, y con él, la gracia de mi conversión, y de todos los pecadores. Oh María, mi buena Madre, guárdame de todo pecado en este día. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pobres pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
OFERTA DE LA SANTA MISA DE LA CONGREGACIÓN POR LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES
Humildemente postrado a tus pies, oh Madre de Jesús, mi Salvador, te suplico me obtengas la gracia de asistir al divino Sacrificio con los sentimientos de la más profunda adoración, del más tierno amor, de la más viva gratitud, y de contrición el más sincero de mis pecados. Mi intención, oh mi buena Madre, es agradecer a la adorable Trinidad los méritos del divino Sacrificio, los infinitos dones con que ha enriquecido vuestro santísimo Corazón; pedir a la Divina Misericordia por los méritos de Jesucristo, y por la santidad de tu Corazón, la gracia de mi conversión, y la de los pobres pecadores. Oh Sagrado Corazón de María concebido sin pecado, ruega por mí y protégeme.
-Aquí se rezará un Ave María.
ORACIÓN A MARÍA PARA OBTENER ALGUNA GRACIA PARTICULAR
Aquí estoy ante ti, oh gran Reina del Cielo. Te venero con el más profundo respeto. Te confieso que eres Hija del Padre Eterno, Madre de Jesucristo, Esposa del Espíritu Santo, tesorera y dispensadora de las divinas misericordias. Tu purísimo Corazón, todo caridad y ternura por los pecadores, es el origen por el cual eres llamada Madre de piedad. Así que con gran confianza me presento a ti y te suplico que me hagas experimentar la ternura con que me amas, concediéndome la gracia que imploro, aunque sea conforme a la voluntad divina y al verdadero bien de mi alma. (Pida la gracia). Vuelve, Madre mía amantísima, hacia mí tus ojos misericordiosos. Mirad la guerra cruel que en mí libran continuamente las pasiones más perversas. Recuerda, soy tu hijo comprado, no a precio de plata y oro, sino con la sangre inestimable de vuestro divino Unigénito. Dígnate orar con el mayor compromiso a la Santísima Trinidad, para que me conceda ser siempre superior a los estímulos del pecado, y por tanto consolado por esa gracia, que por medio de ti pido. Por la bondad infinita del Altísimo, por los méritos de tu Hijo, por la leche que le diste, por la solicitud con que le serviste, por el dolor que sentiste en su santísima Pasión, pide de nuevo, oh gran Reina de Cielo, que sean iluminados los infieles, convertidos los pecadores, santificados los justos, que todo el mundo forme un solo pueblo y una sola Iglesia, que todos los pueblos de la tierra den alabanza, honra y gloria a la Santísima Trinidad, y a Ti, quienes son nuestra mediadora común en su trono. Amén.
ORACIÓN A MARÍA PARA OBTENER LA GRACIA DE LA PUREZA
¡Oh digna hija del Padre Eterno! ¡Oh digna Madre del divino Hijo! ¡Oh digna Esposa del Espíritu Santo! Virgen purísima, te suplico por tu inefable virginidad, y por tu inmaculada concepción, y por tu santísimo corazón, que me obtengas una gran pureza de alma, corazón y cuerpo, y una gran pureza de conciencia. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN A MARÍA PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS
He aquí, oh Madre de Dios, a tus pies un miserable pecador esclavo del infierno, que a ti recurre y en ti confía. Ya no merezco, que ni me mires; pero sé que al recordar a tu Hijo, que murió para salvar a los pecadores, sientes un gran deseo de ayudarlos. Oh Madre de misericordia, mira mis miserias, y ten piedad de mí. Te oigo llamado por todos el refugio de los pecadores, la esperanza de los desesperados, la ayuda de los abandonados. Así que eres mi refugio, mi esperanza, mi ayuda. Con tu intercesión tienes que salvarme. Ayúdame por el amor de Jesucristo; dale tu mano a un miserable caído que se encomiende a ti. Yo sé, que te consuelas al enfrentarte a un pecador, cuando puedes; ayúdame entonces, ahora que puedes ayudarme. Yo con mis pecados he perdido la gracia divina, y mi alma. Ahora me pongo en tus manos; dime. qué tengo que hacer para volver a la gracia de mi Señor, que quiero hacerlo ya mismo. Me envía a ti, para que me ayudes, y quiere que recurra a tu misericordia, para que no sólo los méritos de tu Hijo, pero aún así sus oraciones me ayudan a salvarme. Por eso recurro a ti: tú que oras por tantos otros, ora de nuevo a Jesús por mí. Dile que me perdone, que él me perdonará: dile que deseas mi salvación, que él me salvará. Da a conocer el bien que sabes hacer a los que en ti confían, amén.
SALUDO AL SANTÍSIMO CORAZÓN DE MARÍA
1. Dios te salve, oh Purísimo Corazón desde la Inmaculada Concepción.
Ave María, etc.
2. Dios te salve, oh Corazón humildísimo en la Anunciación del Arcángel Gabriel.
Ave María, etc.
5. Dios te salve, oh Corazón devoto y ardiente en el nacimiento de tu Hijo unigénito.
Ave María, etc.
4. Dios te salve, oh Corazón amantísimo, siempre hacia Dios y hacia el prójimo.
Ave María , etc.
5. Dios te salve, Corazón solícito, tesoro de las palabras divinas.
Ave María, etc.
6. Dios te salve, oh Corazón pacientísimo de la amarga pasión de tu Hijo Jesús.
Ave María etc.
7. Dios te salve, oh Corazón misericordioso, en beneficio de la salud de los hombres.
Ave María , etc.
8. Dios te salve, oh Corazón fidelísimo a Dios y a los hombres.
Ave María , etc.
9. Dios te salve, oh Corazón virginal y santísimo, entregado a las más asiduas contemplaciones.
Ave María , etc.
Te doy mi corazón,
Madre de mi Jesús,
Madre del Amor.
ASPIRACIONES AL SANTÍSIMO CORAZÓN DE MARÍA
1. ¡Oh Corazón de Madre de Dios, cuán admirables son tus prerrogativas! Hágame la gracia de conocerlos y honrarlos dignamente.
2. Corazón de María, tan semejante al Corazón de Jesús, conformad mi corazón a este Corazón divino.
5. Corazón siempre inflamado de amor por Jesús, enciende un amor semejante en mi corazón.
4. Corazón sin mancha, Corazón Inmaculado, con tu intercesión purifica mi Corazón de todos los pecados.
5. ¡Ay! el más dulce, el más tierno de todos los corazones, sé mi consuelo en las tribulaciones, mi refugio en la hora de mi muerte.
6. Oh Corazón de María, objeto de los favores de Jesús, haz mi corazón aceptable a este divino Salvador.
7. Oh Corazón traspasado por una espada de dolor, penetra mi corazón con el dolor mismo.
JACULATORIA AL SANTÍSIMO CORAZÓN DE MARÍA
Oh Sagrado Corazón de María, sé mi consuelo en las penas de esta vida, y mi refugio en la hora de mi muerte.
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